Cada vez que los árboles mecen sus ramas en un constante zarandeo no cabe duda de que llega el viento con su fuerza invisible para llevar su aliento hasta lo alto de las montañas y descender entre las olas del mar.
La noche me sorprende con aquél paisaje de luna sangría y nubes de brea desplazándose sobre una silueta que sostenía un elemento de forma indefinida tan indefinida como las sombras que ensombrece la noche.
No sé porque la piel se me erizó ( como a una gallina desplumada) y al mismo tiempo un escalofrío recorría de los pies a la cabeza, poniéndome los pelos de punta (como un gusano peludo y desquiciado), no podía reaccionar, seguía con la mirada fija y los pies tiesos junto al montículo de hojarascas que había terminado de juntar(la cual sería abono para ni jardín y un sector de la huerta).
El miedo que me envolvía me superaba!
Podía percibir el acecho de la muerte, podía sentir un susurro desde lejos, calando hondo mis huesos ante estos echos extraños y misteriosos, muy apesadumbrada reacciono!( sugestionada por una atmósfera surrealista) entonces respiro profundo una y otra ves tratando de mantener la calma para desacelerar los latidos de mi corazón.
La noche se hace inmensa y con ella se pierde un gruñido inconfundible de un zorro, se oye un golpe seco (casi como un trueno).Ronda el álito del silencio, seguida de una profunda agonía.
La luna con las nubes continuaban desplazándose en un ritual sin tiempo!!
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