EL CANTO DEL ZORZAL
Todo comenzó en la segunda semana de Septiembre, cuando aùn rondaba en la atmósfera un invierno perezoso y tranquilo con esas ganas de quedarse un poco mas.
Esa mañana entre las 6 y 7 hs me pareció escuchar entre sueños el cantar de un pájaro que cantaba con mucha intensidad, me desperté sobresaltada, dándome cuenta de que no se trataba de un sueño, el canto era real, tan real que traspasaba la ventana y la puerta del dormitorio que daba al patio trasero de la casa donde había varias arboledas, como ser el hambahe, el hingha, el mango, el pomelo blanco,el limón. un viejo ceibo. la guayaba y el enorme sombrero de la tala que cubría con sus ramas el techo de la casa.
Muchas aves venían a regocijarse en el patio haciendo sus nidos en las arboledas desde los gorriones y san francisco, pitogues y el tordito dando vueltas y vueltas sin saber por que.
Tengo que confesar de que nunca antes había escuchado cantar a ningún pájaro con tanta energía y esa alegría desbordada y apasionada, transmitiéndome una indescriptible felicidad.
Escucharlo cantar era mágico y maravilloso, su canto me tocaba el alma y dulcificaba mi sentir.
Me cubrí la espalda con un chal, abrí la puerta con mucho cuidado
comencé a recorrer el patio despacio,a puntas de talones para no espantarlo,seguí caminando mientras lo buscaba entre las tupidas ramas de los árboles sin poder hallarlo.
El pájaro siguió cantando y yo, regrese a la cama, para seguir soñando.
Llegó la tarde,y la ansiedad se apoderó de mi, estaba pendiente de aquel pájaro y de su canto,esperaba escucharlo cantar en las arboledas del patio, entonces decidí esperarlo con una dulce y tranquila paciencia, sentada sobre el aljibe-
Ya cuando el ocaso se despedía, por fin apareció sobre la rama negra del hingà, comenzó a hinchar su pecho de un plumaje entre una gama de amarillo-anaranjado-rojizo,apenas movía su pico para cantar, sus ojitos eran grandes y expresivos, el plumaje de toda la parte superior incluidas sus alas,era de un color agrisado oscuro.
Fue el regalo mas hermoso que pudo hacerme la naturaleza, ese canto que se llevaba el ocaso y regresaba con el alba.
Ese pájaro que cantaba por las mañanas para alegrar mi vida,
me anunciaba la primavera,
me iluminaba el alma,
me traía una melodía de esperanza.
¡Ese canto,
era el canto del zorzal!
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