martes, 30 de septiembre de 2014

EL PRADO DE LAS LUCIERNAGAS

Una casa de palmera se perdìa en medio de la pradera,era una casa de mis abuelos, una casa dònde ibamos a pasar las vacaciones de verano y de invierno, todos los fines de semana inclusive los dìas de feriados.
El aire de la pradera te llenaba de nuevas energias, te invitaba a soñar con los ojos abiertos, te acariciaba las mejillas con esa brisa perfumada de flores y hierbas.
Ese lugar era increible, la pradera permanecìa florecida en las cuatro estaciones del año,los lugareños del lugar no salìan de su asombro porque sentìan que estaban viviendo en una eterna primavera.
 En el prado crecian diversas  margaritas de distintos tamaños, de formas y de colores,amarillo, blanco, violeta, rosado y otros colores, tambièn crecian las campanitas  azuladas, crecìan los bellos cardos monteros de florecillas blancas , mas al fondo se alzaban los dientes de leon, embelleciendo el lugar!
El viento con su frescura llevaba y traia una fragancia de nostalgia entre alas de mariposas multicolores que se posaban entre las flores, algunas abejas no dejaban de trabajar, haciendo lo que sabian hacer, recolectar el polen de las flores, para la miel del panal.
 No podìan faltar los saltamontes guerreros y la tropillas de libelulas acechando en el aire,
la tarde se fue perdiendo con sus rayitos de luz hasta llevarse el ultimo brillo detras del horizonte.
Con la sombra de la noche se acercaron los grillos con su instrumento de cristal y entre las nubes agrisadas del cielo ,una bandada de aves se dirigian hacia el norte.
 El paisaje nocturno comenzò a iluminarse con diminutas luces que iluminaban en la pradera,eran incontables las lucecitas que se desplazaban en la noche. porque la noche en la pradera se llenaba de magia, se transformaba en un paraiso nocturno iluminado por las lamparitas de las luciernagas!
 Cada vez que regreso a este lugar,  cada instante lo vivo con mucha intensidad, dejando atras un paisaje urbano...
En esta pradera puedo soltarme, sorprenderme, admmirar,apreciar y valorar
 no todos tenemos la oportunidad de verlo, sentirlo y vivirlo,
 no todos estamos en contacto con el mundo de la naturaleza, extasiarnos con su magia,
 esa magia de detenernos a mirar el cielo, ver moverse las nubes, el arco iris despues de la lluvia, mirar las estrellas y soñar con la luna,
 caminar, correr, saltar o perdernos en un inmenso prado de luciernagas.
¡Si,hay que soltarse, ser mas libre para poder emprender ese vuelo fotografico donde podamos capturar esos magicos instantes que no sabemos aprovechar porque vivimos presurosos sin detenernos a mirar todo ese inmenso tesoro que nos brinda la madre naturaleza.
 Imaginense  un prado lleno de  luciernagas
 un prado donde danzan pequeñitos insectos, cargando con tezòn , lamparitas de luz y color!

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