martes, 2 de septiembre de 2014

LOS SENDEROS DE LA NIÑEZ

Empapada de añoranza recorro los senderos de la niñez y entre tantos senderos hay uno cargado de magia que nunca deja de brillar en los espejos de mi alma! Es un sendero que me lleva a la escuela de lote 4, sus corredores, el mástil en el centro del patio, un gran escenario a cielo abierto, jardines y arboledas.
Con que ansias esperábamos el toque de la campana anunciando el recreo, salir corriendo directo hacia el aljibe para beber esa agua fresca, natural y luego salir brincando a jugar!( porque los minutos del recreo lo aprovechábamos a ful).
Todos en la escuela nos conocíamos, nuestros hermanos eran amigos de los hermanos de nuestros compañeros de grado, lo mismo nuestros primos, cada quien tenía su ronda de grupos con quien jugar. En el recreo había variedad de juegos, nadie quedaba en el salón, la señorita del primer grado jugaba al trencito con los niños más pequeños, al rededor del mástil había una ronda grande que jugaban a la " farolera" en otro sector jugaban al " arroz con leche",
otros grupos al " don pirulero".Siguiendo los senderos del patio nos detenemos frente al escenario dónde un grupo de niñas jugaban a " la rayuela" mientras los curiosos se acercaban a mirar, los más grandes jugaban al "ladrón y policía", otros a la " mancha congelada." Los niños del quinto grado jugaban al"gallito ciego", mientras un grupo jugaba bajo las sombras de los arboles,al "elástico" y al "salto de la soga".
Que inolvidables momentos aquellos, compartiendo el cosido con bocaditos de la panadería "Don Olmedo", La cocina de la escuela parecía un trinar de pajaritos.
¡Con cuánta alegría nos retirábamos de la escuela cantando a todo pulmón " La Marcha de San Lorenzo"!
Y siguiendo con los senderos de la infancia no puedo olvidarme cuando jugábamos el famoso " huevo podrido" al " hoyito"
y a la " botellita".
Infaltable el juego de las bolita  tanto los niños como los grandes se sumaban a ese juego, los bolsillos repletos con bolitas de acero, otros con su colección de "ojos de gallo" y las grandes bolonas que pesaban y hacían agujeros a las camisas y pantalones, el juego del  "yoyo" y del "trompo".
Recuerdo esa felicidad desbordante mientras mi madre preparaba la merienda, nosotros jugábamos a la "adivinanza" y al "carapamudo"
nadie se salvaba de las prendas, de los coscorrones en la cabeza y la " masa",algunos disimulábamos  aguantando el dolor,a los más flojitos se les escapaba un lagrimón!( cosas de niños).
Terminando el recorrido por los senderos  de la niñez, no podía faltar ese viaje en tren!!
" Pasará, pasará y el último quedará"!!!

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