Todo cambia en Formosa cuando llega el viento norte y comienza a hacer de las suyas con esa caracterìstica alborotada, de quien no le importa nada.
El viento Norte no solo nos llena de polvo la cara y el cabello, tambièn va dejando su huella empolvada en las casas, las cosas, y hasta el alma nos empapa con tierras lejanas.
Cada vez que aparece nos pone malhumorado soportando sus travesuras por donde quiera que vaya, como por ejemplo; va despeinando al revuelo, las calles es nube de polvo caliente y sofocante, es un viento atrevido levantando las polleras de las niñas, jovenes y ancianas, hace volar muy lejos los pañuelos y sombreros, parece un verdadero toro ñarò auyentando a miles de transeùntes.
El viento Norte es un autèntico revolucionario agitando papeles por el aire, plasticos, cartones y bositas hacen piruetas con su remolino de tierra.Es generador de un ambiente pesado y bochornoso muy difìcil de digerir,logrando un gran fastidio en las gentes que no les permite sonreir.
Pero el viento Norte tambièn tiene otras cosas que lo alborota y lo pone muy feliz, es la desdicha que le toca vivir a otros seres vivos de nuestra naturaleza,es el sufrimiento que les ocasiona a nuestros tan apreciado y buenos amigos los àrboles, y digo los àrboles porque tambièn ellos tienen su cuota de consecuencia arrebatada de este insoportable viento, que sopla tan fuerte como queriendo desprender los àrboles de la tierra,o ponerlos en combate meciendo con furia sus ramas, hacer que se destrosen con el rose furioso de
sus espadas debiles o reforzdas, segùn la rudeza de cada àrbol,
de la fragilidad o la resistencia de sus troncos o el cimiento de sus raicès.
En el caso del arbol Inghà siempre perderà la batalla con el arbol de Ambahè y esto lo afirmo porque cada vez que el viento Norte se azoma es para generar una guerra sin cuartel entre estos dos arboles que viven en el patio de la casa`.
Sòlo es cuestiòn de tiempo y es cuestiòn del viento,ese viento Norte que a todos nos pone locos!
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